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jueves, 9 de septiembre de 2010

LAS CARAS DEL PAPELÓGRAFO

 Durante otra etapa de mi vida, trabajé en un centro de Educación Especial con niños cin retraso mental. Eres tan agradecidos a su manera, tan vívidos y palpables los avances, que significó uno de los mayores retos de mi carrera profesional, pero también uno de mis mayores logros.

Una parte importante de su formación era la identificación de sentimientos, saber cuándo alguien estaba triste o cuándo enfadado. Se me ocurrió que el papelógrafo sería una buena herramienta de trabajo con estos niños, ya que podíamos dibujar una cara en cada hoja, bien grande, ensayar los gestos, trabajarlas y poder volver sobre ellas cuantas veces quisiéramos o necesitásemos.

El gran tamaño de las hojas suponía una ventaja en cuanto a la visualización de los dibujos, pero también combinábamos el trabajo con tarjetas, comparábamos con el equivalente en el papelógrafo, buscábamos el correpondiente o imitábamos.

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