En el acto comunicativo, emisor y receptor comparten un mismo código y un mismo canal para transmitir un mensaje. Al ser el lenguaje oral el código más utilizado en los actos comunicativos escolares, el niño o la niña invidentes no tendrán demasiado problema para llevar a cabo una transmisión o una comprensión del mensaje más o menos adecuadas. Al no disponer del apoyo visual que ofrece un emisor para hacerse entender, es recomendable que paliemos en la medida de lo posible las carencias que pueda tener el invidente para hacer el proceso mucho más sencillo.
La dificultad se presenta cuando el código elegido no es el lenguaje oral, sino cualquier otro tipo que necesite específicamente la vista para ser comprendidos. Si la ceguera no es total y el alumno o la alumna presentan restos de visión, es necesario tener en cuenta unas cuantas pautas de higiene visual: colocar al alumno cerca del profesor o la pizarra, utilizar fuentes de gran tamaño, pantallas amplias o ampliadores, lupas para los textos e imágenes e incluso apoyos de tipo táctil y sonoro.
Cuando la ceguera es total, la importancia de los demás sentidos es vital para llevar el acto comunicativo a buen puerto. En mis distintas experiencias profesionales, he tenido muchísimo existo utilizando los sintetizadores de voz, utilidades informáticas que leen automáticamente un texto introducido en el ordenador. Tanto es así, que para la elaboración de los vídeos que cuelgo al principio de cada entrada de este blog he utilizado estos programas.
Las impresoras gráficas pueden ser también muy útiles, ya que permiten reproducir los símbolos BLISS, dibujos LOGO y los especiales BRAILLE.
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